Bienvenido 2024



¡ B I E N V E N I D O S   A   E S T U D I A R ¡

Reconocemos en ti el valor que le das a tu formación académica, personal y social. Por este motivo, nuestra Institución Educativa  La Libertad de Bucaramanga ayudará en la formación de los  futuros líderes inspiradores, que como tú sueñan con un mejor país, que con voluntad y sensibilidad social crearán valor extraordinario en la era de la transformación.

LA PEDAGOGÍA DEL AMOR


En la Institución Educativa la Libertad de la ciudad de Bucaramanga, en su MISIÓN ofrece una  educación en preescolar, básica  y  media, trabajamos con criterios de   igualdad y libertad de expresión para fomentar la participación, la convivencia y el desarrollo de habilidades del  pensamiento, fundamentada en la Pedagogía del Amor. En nuestra VISIÓN seremos identificados por brindar una formación en valores, saberes y competencias; que promuevan la convivencia armónica y la cultura ambiental.
El amor es el principio pedagógico esencial. De muy poco va a servir que un educador se haya graduado con excelentes calificaciones en las universidades más prestigiosas, si carece de este principio.  En educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo. No es posible  calidad sin calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún currículo por abultado que sea, puede reemplazar al afecto en educación. Amor se escribe con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento,  asombro, acompañamiento, amistad. El educador es un amigo que ayuda a cada estudiante, especialmente a los más carentes y necesitados, a superarse, a crecer, a ser mejores.

Amar significa aceptar al estudiante como es, siempre original y distinto a  mí y a los demás estudiante,  afirmar su valía y dignidad, más allá de si me cae bien o mal, de si lo encuentro simpático o antipático, de si es inteligente o lento  en su aprendizaje, de si se muestra interesado o desinteresado.   El amor genera confianza y seguridad. Es muy importante que el niño se sienta en la escuela, desde el primer día,  aceptado, valorado   y seguro. Sólo en una atmósfera de seguridad, alegría y confianza podrá florecer  la sensibilidad, el respeto mutuo  y la motivación, tan esenciales para un aprendizaje autónomo. Hacer niños felices es levantar personas buenas. Educar es un acto de amor mutuo.  Es muy difícil crear un clima propicio al aprendizaje si no hay relaciones cordiales y afectuosas entre el profesor y el estudiante, si uno rechaza o no acepta al otro.

El amor es también paciente y sabe esperar. Por eso, respeta los ritmos y modos de aprender de cada estudiante y siempre está dispuesto a brindar una  nueva oportunidad. La educación es una siembra a largo plazo y no siempre se ven los frutos. De ahí que la paciencia se alimenta de esperanza, de una fe imperecedera en las posibilidades de superación de cada persona. La paciencia esperanzada impide el desánimo y la contaminación de esa cultura del pesimismo y la resignación que parecen haberse instalado en tantos centros educativos.  Para ser paciente, uno tiene que tener el corazón en paz. Sólo así será  capaz de comprender, sin perder los estribos,  situaciones inesperadas o conductas inapropiadas, y podrá asumir las situaciones conflictivas como verdaderas oportunidades para educar. La paciencia evita las agresiones, insultos o descalificaciones, tan comunes en el proceso educativo cuando uno “pierde la paciencia”. El amor paciente no etiqueta a las personas, respeta siempre,  no guarda rencores, no promueve venganzas; perdona sin condiciones, motiva y anima, no pierde nunca la esperanza.

Amar no es consentir, sobreproteger, regalar notas, dejar hacer. El amor  no se fija en las carencias del estudiante sino más bien, en sus talentos y potencialidades.  El amor no crea dependencia, sino que da alas a la libertad e impulsa a ser mejor. Busca el bien-ser y no sólo el bienestar de los demás. Ama el maestro que cree en cada estudiante y lo acepta y valora como es, con su cultura, su familia, sus carencias, sus talentos, sus heridas, sus problemas, su lenguaje, sus sueños, miedos e ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de cada uno aunque sean parciales; y siempre está dispuesto a ayudarle para que llegue tan lejos como le sea posible en su crecimiento y desarrollo integral. Por ello, se esfuerza por conocer la realidad familiar y social de cada estudiante para, a partir de ella, y a poder ser con la alianza de la familia, poder brindarle un mejor servicio educativo.  Algunos, en vez de hablar de la pedagogía del amor, prefieren hablar de la pedagogía de la ternura para enfatizar ese arte de educar con cariño, con sensibilidad, para alimentar la autoestima, sanar las heridas  y superar los complejos de inferioridad o incapacidad. Es una pedagogía que evita herir, comparar, discriminar por motivos religiosos, raciales, físicos, sociales o culturales. La pedagogía de la ternura se opone a la pedagogía de la violencia y en vez de aceptar el dicho de que “la letra con sangre entra”, propone más bien el de  “la letra con cariño entra”; en vez de “quien bien te quiere te hará llorar”,  “quien bien te quiere te hará feliz”.

La pedagogía del amor o  pedagogía de la ternura  es reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y los éxitos. La ternura es encariñamiento con lo que hacemos y lo que somos, es deseo de transformarnos y ser cada vez más grandes y mejores. Por esto, ternura también es exigencia, compromiso, responsabilidad, rigor, cumplimiento, trabajo sistemático, dedicación y esfuerzo, crítica permanente y fraterna. En consecuencia, no promueve el dejar hacer o deja pasar, ni el caos, el desorden o la indisciplina; por el contrario, promueve la construcción de normas de manera colectiva, que partan de las convicciones y sentimientos y que suponen la motivación necesaria para que se cumplan.

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¡ E X T R A O R D I N A R I O !

Extraordinario es una palabra que significa exceder a lo ordinario. Y si ordinario significa hacer, pensar y creer en lo que la mayoría de las personas hacen, piensan y creen, entonces ser EXTRAORDINARIO significa ser diferente a la mayoría de las personas.